UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO
INGENIERÍA EN FLORICULTURA
La Agroecología:
Para alcanzar la soberanía alimentaria en un planeta en crisis ambiental, energética y climática.
Ensayo:
“Diseño de agro ecosistemas resilientes al cambio climático”
Profesora:
M.C.T.E Ivette Michelle Valdespin Valdez
Presenta:
Al. Israel Carrasco Nava
20 de octubre de 2012
Diseño de agro ecosistemas resilientes al cambio climático
1. Introducción
La amenaza del cambio climático global ha causado preocupación entre los científicos ya que variables climáticas claves para el crecimiento de los cultivos como precipitación y temperatura, etc, serán severamente afectadas e impactaran la producción agrícola. Aunque los efectos de los cambios en el clima sobre la producción de cultivos varía ampliamente de una región a otra, se espera que los cambios anticipados tengan grandes efectos y de gran envergadura principalmente en zonas tropicales de países en desarrollo con regímenes de precipitación que se encuentran entre semiárido y húmedo (Cline, 2007).
En muchos países, la mayoria de los pobres rurales viven en áreas expuestas y marginales (por ejemplo: áreas inundables, zonas de laderas expuestas, y tierras áridas o semiáridas), poniéndolos en riesgo a los impactos negativos del cambio climático. Para esta gente, aun cambios menores en el clima pueden tener un impacto desastroso en sus vidas y fuentes de sustento. Las implicaciones pueden ser muy profundas para los agricultores de subsistencia ubicados en ambientes frágiles, donde se esperan grandes cambios en productividad, pues estos agricultores dependen de cultivos que potencialmente seran muy afectados (p. ej. maíz, frijoles, papas, arroz, etc.).
2. Desarrollo
Los impactos del cambio climático en la producción agrícola de comunidades de pequeños agricultores
La mayoría de los modelos del cambio climático predicen que los daños serán compartidos de forma desproporcionada por los pequeños agricultores del tercer mundo, y particularmente agricultores que dependen de regímenes de lluvia impredecibles. En varios países africanos, la mayor parte de la producción agrícola depende de la lluvia, la cual podría reducirse en un 50 por ciento antes del 2020, por lo que la produccion se verá afectada seriamente especialmente en zonas semi áridas. Cerca del 70% de los africanos dependen directamente de las tierras de secano y semi-húmedas para su sustento diarios.
Efectos generales del cambio climático sobre la agricultura
Se predice que el calentamiento global dará lugar a una variedad de efectos físicos incluyendo el aumento en la temperatura del agua del mar, junto con la pérdida parcial de glaciares, cuyo resultado será un incremento del nivel del mar el cual puede estar en el rango de 0.1 a 0.5 metros hacia mediados de siglo, según las actuales estimaciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Tales incrementos podrían plantear una amenaza a la agricultura en las áreas costeras, donde se ve afectado el drenaje de agua superficial y subterránea, así como también puede ocurrir la intrusión del agua de mar en los estuarios y acuíferos (Rosenzweig y Hillel 2008).
Un impacto significativo del cambio climático para la producción de las pequeñas fincas es la pérdida de materia orgánica del suelo debido al calentamiento de este. Temperaturas más altas del aire pueden acelerar la descomposición de materia orgánica, e incrementar las tasas de otros procesos del suelo que afecten su fertilidad. Bajo un suelo más seco las condiciones de crecimiento de raíces y la descomposición de materia orgánica se suprimen significativamente, y dado que la cobertura del suelo disminuye, la vulnerabilidad a la erosión por viento incrementa especialmente si los vientos se intensifican, proceso especialmente problemático en laderas.
Climas más calientes propician condiciones más favorables para la proliferación de los insectos plagas. Estaciones de crecimiento más largas pueden permitir a varias especies de insectos plagas completar un mayor número de generaciones por año. Temperaturas más calientes en invierno también pueden permitir a varias especies sobrevivir en áreas donde ahora están limitadas por el frío, causando así una mayor infestación durante la siguiente estación de cosecha. La mayoría de los estudios han concluido que los insectos plagas serán generalmente más abundantes a medida que la temperatura aumenta, con un número de procesos correlacionados, incluyendo las posibilidades de extensión de su distribución, así como índices crecientes de desarrollo de sus poblaciones, crecimiento, migración e hibernación (Rosenzweig y Hillel 1998).
Estrategias de adaptación utilizadas por pequeños agricultores para aumentar la resiliencia de sus sistemas a la variabilidad climática
Resolver el problema de rendimientos variables es crucial para la supervivencia de los agricultores que viven en ambientes marginales donde las condiciones agro-climáticas siempre han sido un desafío. El manejo del riesgo es una preocupación importante de las familias rurales en tales ambientes y el único mecanismo seguro disponible para estos agricultores se deriva del uso de autogestión inventiva, conocimiento experimental, uso de recursos locales disponibles y esquemas de manejo diversificado.
En muchas áreas del mundo los campesinos han desarrollado a menudo sistemas agrícolas adaptados a las condiciones locales permitiendo a los agricultores generar la producción continua necesaria para subsistir, a pesar de dotaciones marginales de tierra, variabilidad climática y el bajo uso de insumos externos (Denevan 1995). Parte de este desempeño está relacionado con los altos niveles de agrobiodiversidad exhibidos por los agroecosistemas tradicionales, los cuales influencian positivamente la función del agroecosistema . La diversificación es por lo tanto una estrategia importante para el manejo del riesgo de la producción en sistemas agrícolas pequeños. En agroecosistemas tradicionales el predominio de sistemas complejos y diversificados es de gran importancia para la estabilidad de los campesinos, permitiendo que los cultivos alcancen niveles aceptables de productividad aun en condiciones de stress ambiental. En general, los agroecosistemas tradicionales son menos vulnerables a la pérdida catastrófica porque la variedad amplia de cultivos y variedades en varios arreglos espaciales y temporales exhiben compensación en caso de pérdida.
1) Sistemas de cultivos múltiples o policultivos
Los policultivos exhiben una mayor estabilidad y menos declinaciones de la productividad durante una sequía que en el caso de monocultivos. Natarajan y Willey (1986) examinaron el efecto de la sequía en producciones con policultivos mediante tratamientos del stress hídrico con cultivos intercalados de sorgo (Sorghum bicolor), maní (Arachis spp.) y mijo (Panicum spp.). Todos los policultivos mostraron sobreproducción constante en cinco niveles de disponibilidad de humedad, en un rango desde 297 a 584 milímetros de agua aplicados en la época de siembra. Sorprendentemente, la tasa de sobreproducción se vio actualmente incrementada con stress hídrico, tal que las diferencias relativas en productividad entre los monocultivos y policultivos se acentuaron más a medida que el stress incrementaba. Los policultivos exhibieron una mayor estabilidad y menos declinaciones de la productividad durante la sequía. Estos tipos de estudios ecológicos sugieren que comunidades más diversas de plantas son más resistentes al disturbio y más resilientes a las perturbaciones ambientales (Altieri 2002).
2) Uso de la diversidad genética local
Muchos agricultores pobres también explotan la diversidad intraespecífica mediante la siembra al mismo tiempo y en el mismo campo, de diversas variedades del mismo cultivo. En un estudio a nivel mundial, Jarvis et al (2007) encontraron que aun se mantiene en finca una gran diversidad genética de cultivos en la forma de variedades tradicionales-criollas, especialmente de cultivos alimenticios importantes. En la mayoría de los casos, los agricultores mantienen la diversidad como seguro para enfrentar el cambio ambiental o futuras necesidades sociales y económicas. Muchos investigadores han concluido que la riqueza de variedades incrementa la productividad y reduce la variabilidad de la producción, pero como Difalco et al (2007) encontraron en su estudio sobre trigo en las montañas de Etiopía, la diversidad genética debe alcanzar cierto umbral, pues al parecer la reducción de la variabilidad en producción ocurre solamente con altos niveles de diversidad genética. Estos investigadores también encontraron que el efecto de la diversidad sobre variación productiva varió con la degradación del suelo. El incremento en la degradación del suelo tiende a anular los efectos de la diversidad sobre la reducción en los riesgos de producción.
El tipo de diversidad que prevalece en diferentes áreas depende de condiciones climáticas y socioeconómicas y de la respuesta de los agricultores a estos factores. Por ejemplo, en las áreas secas del oeste de Asia y África del norte, la cebada es el único cultivo factible, especialmente las variedades sembradas por siglos y que son genéticamente heterogéneas. En ambientes similares con precipitación escasa en India, variedades localmente adaptadas del guandul (Cajanus cajan) combinan de manera única los perfiles nutricionales óptimos, alta tolerancia a stress ambiental, alta productividad de biomasa, nutrientes y aporte de humedad al suelo. Generalmente en áreas con poca humedad, los agricultores prefieren cultivos tolerantes a la sequía (como Cajanus, papa dulce, yuca, mijo, y sorgo), y las técnicas de manejo enfatizan la cobertura del suelo (mulching) para reducir la evaporación y pérdida de humedad del suelo.
3) Colecta de plantas silvestres
En muchos países el sector campesino todavía obtiene una porción significativa de su subsistencia a través de la cosecha de plantas silvestres alrededor de los cultivos (Altieri et al 1987). En muchas sociedades africanas agropastoriles, la colección de hojas comestibles, bayas, raíces, tubérculos, frutas, etc. en los matorrales alrededor de las aldeas proporciona una estrategia importante de diversificación del alimento básico. Durante sequías u otras épocas de stress ambiental muchas plantas silvestres son recolectadas y consumidas, y los estudios en el noreste de Tanzania sobre el uso de “michicha” (vegetales silvestres frondosos verdes) demuestran que estas plantas proporcionan cantidades significativas de caroteno, calcio, hierro y proteína a la dieta campesina (Fleuret 1979).
La colecta también se practica en México por los indios Puerpecha que utilizan más de 224 especies de plantas vasculares nativas y cultivadas para propósitos dietéticos, medicinales, domésticos, y combustible. De manera similar en el Huasteca mexicana, los indígenas usan cerca de 125 especies de plantas y en Uxpanapa los agricultores locales utilizan cerca de 445 especies de plantas y animales silvestres, de los cuales 229 son para alimento (Toledo et al 1985). En muchas regiones, los agricultores dejan voluntariamente algunas especies de malezas en los campos relajando así su control. Los indígenas Tarahumara en la Sierra mexicana dependen para alimentarse de las plántulas de malezas (quelites) desde Abril hasta Julio, un período crítico antes del maíz, habas, chiles y cucurbitáceas maduran en los campos plantados desde Agosto hasta Octubre, practicando así sistemas de doble cultivo del maíz y de malezas que permite obtener dos cosechas. Los “quelites” también sirven como el único suministro de alimento alternativo cuando las cosechas son destruidas por el granizo o la sequía.
4) Sistemas de Agroforestería y mulching
Muchos agricultores siembran sus cultivos en arreglos agroforestales utilizando la cobertura de los árboles para proteger los cultivos contra fluctuaciones extremas en microclima y humedad del suelo. Los agricultores ejercen influencia sobre el microclima conservando y plantando árboles, los cuales reducen la temperatura, velocidad del viento, evaporación, y exposición directa a la luz del sol e interceptan granizo y lluvia. Lin (2007) encontró que en agroecosistemas de café en Chiapas, México, la temperatura, humedad y las fluctuaciones de la radiación solar incrementaron significativamente a medida que el sombrío decrecía, así ella concluyó que la sombra estuvo relacionada directamente con la mitigación de la variabilidad en microclima y humedad del suelo para el cultivo del café. Lejos del ambiente húmedo y caliente de las zonas bajas tropicales y en ambientes más secos tales como Brasil nororiental, cultivos de palma babassu (Orbignya phalerata) en áreas de pastoreo proporciona sombra para el ganado, mientras que en lugares de orientación agrícola, sirve como sombra para arroz, maíz, yuca e incluso bananos y plátanos, mejorando el microclima y reduciendo pérdida de agua del suelo. En algunos sistemas, los agricultores plantan cashew para proporcionar abrigo a otros cultivos productivos tales como sorgo, cacahuetes y ajonjolí (Johnson and Nair 1985). Claramente, la presencia de árboles en diseños de agroforestería constituye una estrategia clave para la mitigación de la variabilidad del microclima en sistemas de agricultura minifundistas.
Muchos agricultores pequeños aplican mulch sobre el suelo, siembran plantas de cobertura o paja para reducir niveles de radiación y calor en superficies recién sembradas, para inhibir pérdidas de humedad, y para absorber la energía cinética de la lluvia y del granizo que cae. Cuando se espera helada nocturna, algunos agricultores queman paja u otros materiales de desecho para generar calor y producir humo, el cual atrapa la radiación.
Los camellones elevados que se encuentran a menudo en sistemas tradicionales sirven para controlar la temperatura del suelo y reducir la inundación mejorando el drenaje (Stigter 1984).
Conclusiones
No hay duda que el sustento de miles de comunidades de agricultores familiares, de agricultores/tradicionales y pueblos indígenas en países en desarrollo serán afectados seriamente por los cambios climáticos (Morton 2007). También es cierto que miles de agricultores tradicionales en muchas áreas rurales se han adaptado a los ambientes cambiantes, desarrollando sistemas diversos y resilientes en respuesta a las diversas restricciones que han enfrentado a través del tiempo. Observaciones durante las dos últimas décadas del desempeño agrícola después de eventos climáticos extremos han revelado que la resiliencia a los desastres climáticos está íntimamente relacionada con los niveles de biodiversidad de las fincas.
Muchos de los sistemas agrícolas tradicionales alrededor del mundo sirven como modelos de sostenibilidad que ofrecen ejemplos de medidas de adaptación que pueden ayudar a millones de pobladores rurales a reducir su vulnerabilidad al impacto del cambio climático. Organizar a la gente alrededor de proyectos para promover la resiliencia agrícola al cambio climático debe hacer un uso eficaz de las habilidades y conocimiento tradicionales, ya que esto proporciona una plataforma para un mayor aprendizaje y niveles de organización local, mejorando así las posibilidades de empoderamiento de la comunidad y estrategias de desarrollo autosuficientes frente a la variabilidad climática
Bibliografía.
Miguel Altieri Clara I. Nicholls, 2000 - AGROECOLOGÍA Teoría y práctica para una agricultura sustentable.
Ruiz Corral José Ariel; Medina Gracia Guillermo, González Acuña Irma Julieta; et, al. 1999- Requerimientos Agroecológicos de Cultivos, Libro Técnico Núm. 3. Guadalajara Jalisco, México. 324 p.
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López Torres Marcos- Horticultura, 1994, México D.F. Editorial Trillas, 386p
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Clara Inés Nicholls.1996. Investigación y Desarrollo - Titulo: An agroecological strategy for the conservationof commercial flower production systems to low input organic management.
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