LEYENDA DE LA VIBORA
“TLÁN”
El nombre Tecomatlán surge de
una leyenda durante la época precortesiana el pueblo Tecomatlán se asentaban
las márgenes del rio (al poniente de su ubicación geográfica actual), cerca del
cerro donde habitaba la gran víbora Tlán, a quien los moradores del lugar
tenían que ofrecerle cada determinado tiempo un niño para que se alimentara;
éste era ofrecido a la víbora dentro de cesto de vara, los habitantes tenían
creencia, de que al no dejarle el alimento bajaría al pueblo y se comería más
gente, así que cada vez que veían descender a la serpiente sobre la falda del
cerro, gritaban “ ahí viene el tlán”, atemorizados, se escondían y aglomeraban
para defenderse.
La situación de zozobra en que vivían era imposible, no querían regalar a
sus hijos como alimento y en varias ocasiones los pobladores trataron de
encontrar solución a su tragedia. A la llegada de los españoles y con la
influencia de la religión católica acudieron a la iglesia a suplicar a San
Miguel Arcángel que los librara de ese castigo; una tarde, mientras
llovía, cayó un rayo que partió a la víbora en dos partes.
Este milagro se lo atribuyen al
Arcángel San Miguel, de quien dicen cortó con su espada la cabeza de la víbora
que rodó hasta cerca del río por ello en gratitud los pobladores le pusieron
al pueblo San Miguel Tecomatlán. Desde ese tiempo hasta hoy, se encuentran
bastantes rocas que según la leyenda es la cabeza de Tlán y en el cerro se ve
la figura de lo que fue el cuerpo de la víbora. Dice la leyenda que más tarde,
las personas mayores para asustar a los niños que se portaban mal, les decían
“que te coma el Tlán”, de ahí proviene el nombre de “Tecomatlán”.
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